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Opera 'La Traviata' - Acto IV

ACTO CUARTO: Dormitorio de Violeta.

Violeta, cuyo mal se ha agravado, reposa en el lecho. Junto a ella vela la fiel Annina. El doctor Grenvil llega trayendo palabras de esperanza. Siempre bondadosa, Violeta, al recordar que es el último día de carnaval y que en esos momentos de locura muchos seres carecen de pan, ordena a la doncella que distribuya entre los pobres parte del dinero que aún posee. Al quedarse sola lee una carga de Germont, quien le refiere que el Barón fue herido en el duelo y que Alfredo volverá a ella en busca del anhelado perdón. También la visitara el propio Germont, quien reconoce al fin, ante la grandeza de alma demostrada por Violeta, que es digna de felicidad. Desgraciadamente este cambio de actitud es tardío. Violeta comprende que va a morir muy pronto y dedica a Alfredo sus melancólicos recuerdos de otros días. Desde la calle llega el alegre rumor que las máscaras, quienes trasnochando han visto llegar el día. Annina vuelve apresuradamente para anunciar a su señora la última dicha: la llegada de Alfredo que viene a implorar perdón, prometiéndole un futuro de felicidad lejos de París, en la soledad de la Campaña. Pero Violeta se siente desfallecer. Acuden el médico y el padre de Alfredo, apesadumbrado este por haber causado tanta amargura a un alma tan noble. Violeta se despide de Alfredo entregándole un medallón como recuerdo, deseándole que encuentre pronto su dicha en una joven de su condición. Por un instante violeta cree recuperarse, pero pronto se desploma, ya sin vida.

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